Video(S)torias en ARTIUM


Sala Norte, ARTIUM. del 15/04/2011 al 04/09/2011
El acto de plantear una revisión sobre un determinado lenguaje artístico y en un territorio geográfico concreto ya suscita cierta sospecha. Esta exposición pretende realizar una revisión de los últimos cuarenta años de creación videográfica dentro del estado español. Por ello, cuando hablamos de revisar queremos atender a la doble acepción de esta palabra: «Ver con atención y cuidado» y «Someter algo a nuevo examen». El simple impulso de querer revisar la historia, no solo nos introduce en una noción que ha sido reclamada como tarea necesaria del nuevo siglo que empieza, en relación a la reconsideración de métodos utilizados, sino también por la omisión que se ha cometido en relación a algunos aspectos.

 

Tampoco es nuestra intención una búsqueda de rasgos diferenciadores de un tipo de producción o escuela española. En este sentido Gabriel Villota en Saltando las fronteras (del estado español) 1992, perteneciente al catálogo de Señales de vídeo (MNCARS, 1995) subraya lo problemático de llevar a cabo una historia del vídeo español, no por la dificultad inherente de un trabajo de estas características, sino por el problema que supone lo de “español”. En el mismo texto abre una reflexión con el interrogante ¿Un vídeo nacional? Y declara: «Quizá entonces deberíamos haber comenzado el presente escrito preguntándonos qué es vídeo español, y si tiene acaso algún sentido hablar de unas características específicas que diferencien a éste de las prácticas videográficas habidas en otros ámbitos geopolíticos».

Obviando conscientemente estas problemáticas nos embarcamos en una revisión que parte de cuatro posibles miradas: Tekné(s), Sujeto(s), Política(s) e Híbrido(s). El propio título Video(S)torias apuntala esa pluralidad de miradas y narrativas, de ahí que la muestra se articule en base a cuatro recorridos, de los cuales, dos se acogen al ámbito de lo formal, y los dos restantes se engloban en lo que podemos denominar como ámbito teórico.

A pesar de todo, ninguno de los mencionados conceptos tiene un carácter excluyente, sino que cada uno de los subgrupos está íntimamente relacionado con los otros y se complementan, a pesar de que, como se verá, cada uno se explica y legitima de forma autónoma e independiente.

Partiendo de esta postura, se establecen cuatro recorridos que se desarrollan a lo largo de un entramado cuyas trayectorias van marcadas en el suelo. Así se genera un mapa visual que nos recuerda a los mapas de metro de cualquier metrópolis actual, con sus consiguientes paradas en cada una de las piezas. Esta configuración sugiere una idea de viaje, que permite al espectador elegir cualquiera de los itinerarios posibles, así como realizar un posible transbordo a otra de las líneas, o la posibilidad de realizarlos todos.

Con esta disposición se pretende que el espectador pueda elegir su propio final, pues la última parada (titulada Próxima estación) está planteada como un espacio de vídeo a la carta, que permite al visitante seleccionar su última parada audiovisual. En este apartado el espectador puede visualizar obras que no están presentes en el recorrido principal, generando un lugar en el que no sólo podrá elegir un final, sino también visualizar obras pertenecientes a una historia que, como bien hemos dicho, es abierta. Este trazado también pretende hacer un guiño a esa literatura juvenil de «elige tu propia aventura», donde el lector tiene una parte activa en el desarrollo de la narración, en un mapeado de recorridos que no se establecen de modo paralelo sino transversal, lo que implica que en determinados puntos algunas de las obras confluyan en dos o más paradas. Esto acentúa el carácter rizomático de la muestra, tanto a nivel físico como conceptual.

El objetivo no es tanto el establecer un análisis conclusivo de la evolución del medio, sino más bien plantear cuatro posibles lecturas del mismo, en base a los conceptos anteriormente citados, siempre con un final abierto y sin ánimo de extraer conclusiones categóricas.

En un momento en que los límites entre el video, el cine y la televisión no son tan claros, y sin obviar dicha retroalimentación, hemos querido partir de una premisa que podría tacharse de reduccionista: nos circunscribimos al soporte electromagnético y sus herederos, a partir de la llegada de las herramientas digitales, motivo por el cual no se encontrará ninguna pieza realizada en film en la muestra. Aunque el videoarte sea un medio que en apariencia puede constituirse parcialmente en una apropiación de lenguajes (fotografía, cine, televisión), ha asumido elementos propios que lo definen como medio autónomo.

Queremos mencionar algunos antecedentes fundamentales a esta muestra, entre los que destacamos: La Imagen Sublime. Vídeo de creación en España 1970/1987 (1987), en el entonces Centro de Arte Reina Sofía, y II Bienal de la Imagen Movimiento. Visionarios españoles (1992), Señales de Vídeo (1995), Monocanal (2003) ambas en el actual MNCARS; Y Fora de camp: set itineraris per l’audiovisual català dels anys 60 als 90 (1999) en la sala Metrònom. Video(S)torias pretende establecer una continuidad, por la necesidad de hacer una revisión periódica de lo que está aconteciendo en el medio. Con este tratamiento curatorial y diseño expositivo –que a priori puede parecer un caos provocado–, se pretende establecer una relación espacial que modifique y cuestione tanto el comportamiento del espectador como algunos tratamientos curatoriales al uso, y plantear una relación multipolar, que permita al visitante extraer las múltiples lecturas sin necesidad de trazar un único recorrido prefijado.

Ante la imposibilidad de abarcar todos los trabajos y creadores relevantes del medio, así como los ámbitos conceptuales en que se ha desarrollado el mismo, planteamos este proyecto como una aventura más.


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